Alguna vez te has preguntado si es posible cambiar nuestros hábitos y conducta a través de la práctica de la meditación

Sin duda, una de las características del ser humano es la búsqueda incansable de adquirir conocimiento y otra fundamental en la vida es la búsqueda de la felicidad. Pero, es acaso la práctica de la meditación una fórmula científicamente comprobable de bienestar?

Qué es la mente?

Hablar de mente en términos humanos es hablar de conciencia. Una característica que tenemos es que somos «conscientes» de que somos «conscientes». Es decir, “nos damos cuenta” de que “nos damos cuenta”.

Existe la conciencia tradicional, la que experimentamos a través de la vida cotidiana, la que nos permite sentir tanto emociones positivas (amor, alegría, risa, etc.) como negativas, (odio, celos, envidia llanto etc.), no obstante, existe en nuestra mente, una conciencia sutil, una conciencia que no recibe detonantes de emociones y actitudes, que no refleja ni aloja emociones cargadas de pasión.

En esencia, la mente proyecta lo que ve, sin embargo, deja impresa una marca emocional en lo que proyecta, es decir, la proyección mental, cuando la clasificamos en base a lo que nos produjo un evento similar, tiende a asociar y a detonar una huella en nuestro comportamiento base, a esto le llamamos una reacción instintiva, pero antes de interpretarla como un detonante de miedo de ira, de alegría o de deseo, la mente sutil solo la percibe, sin clasificación, es nuestra conciencia y es el cúmulo de experiencias anteriores, la que detona la emoción que ella nos produce.

La mente sutil es como un espejo, que solo refleja la luz que proyecta, y es la menta la que asocia esta percepción a nuestra experiencia, volviéndola positiva o negativa. Como diría William Shakespeare «No hay nada bueno o malo, pensar es lo que así lo hace».

Con la capacidad de la mente de observarse a si misma, si aprendemos a reconocer nuestra emociones proyectadas como un objeto que se puede sostener en la palma de la mano, es decir, si podemos considerar perceptible que estas emociones como el enojo, la ira o la alegría, son ajenas a la mente, esta emoción puede disminuir en intensidad, y puede observarse en la mano como si se tratara de un objeto, y verlo disminuir su intensidad, sin alimentarlo, y sin permitir que nos invada, que nos domine, sino simplemente observarlo y observarlo disminuir.

Las condiciones o agentes externos no pueden ser moldeables, pero las condiciones internas si.

La mente y la ciencia.

Antiguamente, la unica manera de medir cambios en nuestra personalidad era comparando la forma de reaccionar a los agentes externos, y eran tangibles solamente a raíz de nuestra propia conducta, pero, se puede monitorear esto en las reacciones de nuestro propio cerebro?.

En el año 2000 se llevó a cabo una investigación muy particular, en donde  el neuro científico Chileno Francisco Varela, se llevó a la tarea de intentar acercar la disciplina budista a la ciencia, y pidió a S.S. El Dalai Lama colaborar con prestigiados hombres de ciencia para crear métodos de medición científica sobre la actividad cerebral en contemplativos budistas.

Por respeto a la imagen que algunos monjes representan para la religión budista, no se eligieron a connotados contemplativos para ser el objeto de estudio, sin embargo, se seleccionaron a experimentados budistas contemplativos de diferentes regiones del mundo, con prácticas meditativas avanzadas en el rango de las 10,000 a las 40,000 horas de práctica meditativa. Se eligieron a estas personas ya que era importante saber desde un principio, si realmente había cambios sustantivos en la mente, con respecto a una población control de 150 individuos no sujetos a prácticas meditativas. 

Si el resultado fuera negativo, se podría concluir que llevar la investigación a mayor profundidad, seria una tarea innecesaria, pero, si por el contrario, se encontraban cambios sustantivos, se tendrían que evaluar progresos parciales utilizando meditadores novatos, medios y expertos.

Las investigaciones se llevaron a cabo en diferentes universidades como la universidad de Princeton, y consistió en utilizar, 2 equipos de medición utilizados en la actualidad para medir la actividad cerebral y que son el electro encefalograma y la resonancia magnética funcional.

Se colocaron sobre la cabeza de los meditadores contemplativos 256 electrodos, cada uno de estos electrodos mide principalmente la actividad eléctrica que se manifiesta sobre el cuero cabelludo, con ello, se detectan cambios muy sutiles de milisegundos en el torrente eléctrico del cerebro.

Dado que este recurso no es muy preciso en la medición de actividad en la profundidad del cerebro sino mas bien en su exterior, esta medición seria la equiparable a tomar una fotografía con una cámara que posee un obturador mucho muy rápido, pero con una lente de poco alcance.

El segundo elemento de medición, la resonancia magnética funcional, midió la ubicación de la actividad cerebral con duración de un segundo. Es como si tomáramos una fotografía con una cámara que posee un buen lente pero con un obturador de velocidad lenta. La combinación de ambas técnicas, les permitirían medir el tiempo y el espacio eléctrico de la actividad cerebral.

Durante 5 o 10 minutos, se estudiaron diferentes estados de meditación, los cuales fueron; la atención sostenida, y la visualización del estado meditativo de la compasión.

En la primera parte del experimento se utilizó el estado mental neutro, es decir, sin pensar en nada, sin hacer nada. El proceso de ubicación de estados mentales de compasión contra estados mentales neutros se llevó a cabo en intervalos de 5 a 10 minutos unas 20 veces.

Para las mediciones se compararon a meditadores expertos con el grupo de control, que eran personas sin ninguna clase de entrenamiento mental previo, que fueron sometidos a prácticas meditativas por el lapso de una semana durante 45 minutos al día, y se compararon los resultados, los cuales fueron muy notorios.

Una de las preguntas fundamentales relacionadas con esta investigación, radica en la posibilidad de demostrar que el nivel base de todo ser humano es posible modificarlo como resultado de la practica meditativa. Si todo individuo una vez experimentado un evento importante en su vida, regresa al cabo de un tiempo (que generalmente suele ser un año) a su estado base, cambiar la línea base como lo sugiere el patrón comparativo de los meditadores expertos contra el grupo de control podría confirmar esta hipótesis.

Mediciones psicológicas utilizadas en cientos de miles de personas en el mundo demuestran por ejemplo que la línea base de las emociones en eventos tales como el matrimonio o la viudez, tienden a incrementarse significativamente en el año 0 (el año en el que ocurre el evento). En el caso del matrimonio, la línea base del lóbulo prefrontal izquierdo (la que registra estados de alegría y felicidad) es mas acentuada en el año 0 (el año del matrimonio) contra los años anteriores (del noviazgo) o los posteriores. Conforme transcurren los años, antes y después la línea base, esta tiende a normalizarse.

En el caso de la viudez por ejemplo, el factor depresivo tiende a ser superior en el año 0 (en el lóbulo prefontal derecho), pero tiende a estabilizarse con el paso del tiempo a una línea base similar a los acontecidos años antes del año de la perdida de la pareja.

Un estado de equilibrio que en las personas depresivas es mas marcado en el lóbulo prefrontal derecho que en el izquierdo y viceversa para las personas positivas

Cuando se compararon las líneas bases de actividad cerebral de ambas cortezas cerebrales izquierda y derecha, de los meditadores contra el grupo de control (150 personas con una semana de entrenamiento meditativo), se detectó que los meditadores expertos estaban marcadamente diferenciados del grupo de control.

Los resultados.

Derivado de este y otra serie de pruebas llevadas a cabo con posterioridad, se pudieron llegar a los siguientes destacables descubrimientos:

  1. Es posible modificar el funcionamiento y estructura cerebral. Los monjes budistas tibetanos fueron capaces de incrementar, derivado de sus practicas meditativas, la capacidad del cerebro para aprovechar nuevas experiencias para crear cambios duraderos y nuevas conexiones.
  2. Es posible alterar la percepción visual y la atención. Una persona promedio solo puede ser capaz de fijar su atención por 2.6 segundos, en tanto que un monje fue capaz de mantener su atención constante y percepción visual de un objeto durante 12 minutos.
  3. Es posible ser más feliz. El monje budista Matthieu Ricard, fue capaz de producir niveles de emoción positiva en el córtex prefrontal izquierdo a una intensidad que jamás se había registrado antes. Lo que le valió el titulo de ser considerado «el hombre mas feliz de la tierra».
  4. Es posible incrementar la empatía. Estudios realizados en la Universidad de Stanford, en donde se analizó el cerebro de algunos monjes mediante un dispositivo de resonancia magnética, se encontró información particularmente interesante sobre los circuitos de recompensa subcortical involucrados en la motivación.

Sea como sea, se concluye que, la meditación definitivamente influye en nuestra actividad cerebral y por consecuencia, de una u otra manera podría cambiar nuestra forma de vivir y percibir las cosas del mundo que nos rodea, sea este material o espiritual, y por que no, ayudarnos a apreciar y disfrutar mas de la vida.

Fuentes:

  • DEL ENTRENAMIENTO MENTAL A LA PLASTICIDAD DEL CEREBRO (Conferencia impartida por el Dr. Matthieu Ricard el día 26 y 27 de septiembre del 2005 en la sala de conferencias del Centro Médico Nacional Siglo XXI  México D.F.)
  • Lo que los monjes budistas le enseñan a la neurociencia (estudios) Publicado por ecoosfera.com
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